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domingo, 4 de septiembre de 2011

Un Frankenstein del siglo XXl



Puesto que la curiosidad y las inquietudes son buque insignia de las personas creativas, éstas últimas fluyen como lo hacen las nuevas ideas y posiciones que se van adoptando y asumiendo con el pasar de los años. Por ello no podemos pretender a un Pedro Almodóvar estancado en el humor a veces ácido y siempre castizo que nos regaló en los 80’ y parte de los 90’. Ya lo sabemos: ha madurado y en consecuencia su cine se ha vuelto más sutil y menos estridente. Si ya “Los abrazos rotos” resultó incomprendida y vapuleada por algunos por este motivo, con “La piel que habito” debemos esperar cualquier cosa.
Me llama la atención, en contraposición a otras cintas, que en este flamante film contemplemos unos títulos de crédito sobrios que parecen querer centrar nuestra atención sólo y en exclusiva en la propia película. Si hemos estado atentos a la prensa estos días ya conoceremos algo de su trama, en la que un cirujano plástico (Antonio Banderas) experimenta ilegal y atrozmente con Vera (Elena Anaya) tras la traumática muerte de su mujer. Pero esta relativamente novedosa y reforzada sobriedad almodovariana no significa asepsia: como siempre las pasiones bullen, pero encerradas en unas elipsis que el espectador debe sobreentender, lo que vuelve por ende a los personajes mucho más complejos. La cámara fluye menos en la narración, pero a cambio nos ofrece planos espectacularmente medidos y cuidados. Como ya he dicho, Almodóvar se va haciendo mayor y por ello más sabio y elegante, además de mostrar una perfecta comunión entre su imaginario y obsesiones –las sempiternas alusiones a sexualidades muy curiosas- y los recursos cinematográficos.
En definitiva, creo que con este filme hecho de pasión, deseo, venganza y contención en lo formal, amén de las fascinantes bandas sonoras de Alberto Iglesias, el manchego asciende de nuevo un escalón en su grandeza.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lo nuevo de Almodóvar


Este fin de semana -2 de septiembre- se estrena “La piel que habito”. Como siempre la crítica está dividida: a Carlos Boyero de El País parece que no le ha gustado, y a Jordi Costa de Fotogramas sí, quien considera que en este film el director manchego “ahonda en su gran tema: la ley del deseo como fuerza redentora y camino de autodestrucción”. Mientras tanto…