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domingo, 18 de diciembre de 2011

Historias de lo insólito




Con su última película, “Un dios salvaje”(2011), tenemos de nuevo al mejor Roman Polanski como director de lo claustrofóbico –“El cuchillo en el agua” o “Repulsión”-. Basada en la obra de teatro de la francesa Yasmina Reza, narra la historia de dos matrimonios cuyos hijos se han peleado y agredido, y que en un fallido intento de mostrarse civilizados, se reúnen para zanjar amistosamente el entuerto en el piso de una de las parejas.

Lo que en principio se inicia como un gesto de conciliación donde se hace gala de toda la formalidad y comprensión posible en dilatados diálogos, continúa dando visos de una total ruptura de los más esenciales códigos morales y de salvajismo por parte de los adultos, que discuten hasta la saciedad erigiéndose en su verdadero ser como auténticos hipócritas. Aunque en varias ocasiones ambas parejas intentan despedirse, siempre parece haber algo que los empuja a volver a entrar de nuevo en la vivienda, detalle éste que de alguna manera me ha recordado a los más surrealistas momentos de “El ángel exterminador” de Luis Buñuel. Simplemente brillante.



También en este 2011, Nanni Moretti – director de “Querido diario” o “Abril”- ha estrenado “Habemus Papam”, film que de algún modo sigue la senda de madurez expresada en “La habitación del hijo”(2001) y por otro, aunque de forma más suave, la del carácter crítico de sus primeras películas. Esta cinta parece aún más peculiar si cabe por el hermetismo tradicional de los hechos que cuenta.

En plena actualidad, un Papa innominado ha muerto, así que innumerables cardenales, obispos y arzobispos se reúnen en El Vaticano en un largo cónclave mientras los fieles esperan. Cualquiera podría pensar que todos los integrantes de este cónclave ansían convertirse en el nuevo y poderoso dirigente de la Iglesia católica, pero ¿qué ocurre cuándo el elegido siente desesperadamente que ese cargo le viene grande? Ese elegido no es otro que un magistral Michel Piccoli, cuyo personaje experimenta un atroz ataque de ansiedad en el momento en que tiene que salir al balcón a saludar y a presentarse. Ante la imposibilidad del portavoz vaticano de convencerlo para ocupar su puesto y hacer público su nombre, no queda otra alternativa: la petición de los servicios de un psicoterapeuta –el propio Moretti- cuya ciencia y métodos chocarán con la religión. Creo que pocas veces se ha podido realizar un film relacionado con el catolicismo que resultase tan entrañable y humano.



Sigue pareciendo sorprendente que el más prestigioso cineasta portugués, Manoel de Oliveira, continúe su trayectoria teniendo en cuenta sus 103 años de edad. Con “El extraño caso de Angélica”(2010) -participación de Pilar López de Ayala incluida-, prosigue en su personalidad atemporal y muy particular. Esta película, de línea sencilla, naïf, detenida y reposada en su estilo narrativo como el mejor cine de antaño, relata el episodio de un solitario fotógrafo que queda ensimismado desde que recibe el encargo de fotografiar a la fallecida Angélica en su velatorio. En el momento de disparar con su vieja cámara, verá a la joven abrir los ojos y sonreírle. Desde entonces sentirá cómo se le aparece en unos sueños llenos de lirismo y cómo permanece viva en las fotografías que va revelando. La constante presencia de la muerte en este film quizás guarde una intención testamentaria por parte de Oliveira, quien por cierto, tiene pendiente otro estreno.