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sábado, 25 de febrero de 2012

El árbol (de la vida)



En 2010 Julie Bertuccelli dirigió el film “El árbol”, basado en una novela de Judy Pascoe, “Padre nuestro que estás en el árbol”. Como en muchas disciplinas artísticas, incluida el cine, se utiliza el concepto del árbol de la vida aludiendo a los orígenes de la existencia y a sus raíces como determinante fundamental en el devenir vital. La película está protagonizada por una siempre convincente y elegante Charlotte Gainsbourg, que en esta ocasión encarna a una mujer ama de casa y madre de cuatro hijos que tendrá que recomponer su presente y futuro tras la repentina muerte de su marido. Con la clara intención de evitar cualquier actitud dramática o lacrimógena, esta cinta explica, a veces con sentido del humor, cómo ciertas tragedias pueden actuar como una especie de purgante para iniciar una nueva etapa.
(Spoiler). El árbol –que se sitúa justo al lado de la vivienda familiar- no solamente figura como el nombre de la historia, sino que ejerce en el filme como otro personaje vertebral y aún más metafórico: la hija pequeña de Dawn (Gainsbourg), comenzará a sentir la voz de su padre al trepar por sus ramas, y a su vez las raíces ocasionarán serios problemas en la estructura de la casa. Así, a la par que los tres hijos varones de Dawn hallan un nuevo camino cada uno a su modo, la pequeña Simone se aferrará y obsesionará con un recuerdo irreversible…sólo hasta que la propia naturaleza decida eliminar el elemento que la une a él (fin de spoiler).



Pudiendo haber utilizado su directora localizaciones en Francia, su país de origen, observamos que no por casualidad ha usado finalmente los parajes naturales de una Australia casi salvaje –los que retrata la novela-. En cualquier caso, creo que se demuestra que prácticamente cualquier película en la que participa Charlotte Gainsbourg merece la pena.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Artistas de pocas palabras



Sobre “The artist” (2011) ya se han escrito ríos de tinta, y más que se escribirán con la próxima celebración de los Óscars, premios que a muchos dejaron de interesarnos hace tiempo. Aunque eso sí, no pongo en duda que este año el duelo a la mejor interpretación masculina que parece librarse entre George Clooney por “Los descendientes” y Jean Dujardin por el presente film, resultará bastante morboso, sobre todo porque este último –un actor recién llegado como quien dice, al mundo del estrellato- representa todo lo que Clooney ha deseado trasmitir a lo largo de su carrera: la presencia imponente del galán clásico, carisma, seducción, un amplio registro, versatilidad, y una simpatía natural que encandila – todo ello sin necesidad de aludir a cerdos vietnamitas ni a novias siliconadas-.

Por otra parte y aunque sólo sea en esencia, creo que Michel Hazanavicius ha logrado un triple salto mortal como ya hiciera este verano J.J. Abrams con “Súper 8”: esto es, homenajear -que no copiar- y digerir perfectamente ciertas películas de antaño. Obviamente en “The artist” los guiños a otros filmes pueden hallarse por doquier, porque no olvidemos que esta película francesa explica una trama en la que se ponen en juego las dificultades que pudo ocasionar el tránsito del cine mudo al sonoro (ahí y al final está “Cantando bajo la lluvia”) centradas en el personaje estelar de Georges Valentin  y en la nueva y enamorada actriz Peppy Miller. Así, mientras Valentin se niega a aceptar los nuevos códigos del cine hasta caer ¿quizás? en el olvido, Miller representa a la mujer que sabe integrarse en su tiempo erigiéndose casi en una imprescindible de la cinematografía del Hollywood que retrata la cinta.



Sin embargo, “The artist”, a pesar de reflejar con mucho mimo parte de la iconografía de los años 30’, tiene algunos elementos que la acercan al presente: por un lado el ritmo narrativo, que si bien no supone el habitual de muchos films postmodernos, tampoco se aleja tanto del cine actual; y por otro (SPOILER ) el hecho de que la heroína redentora de esta historia muda sea ella y no él, tal y como antes nos tenían acostumbrados (FIN DE SPOILER). En cualquier caso, sobra decir que como a muchos, me parece absolutamente recomendable.