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domingo, 29 de abril de 2012
Amor con humor
Tanto en el cine de antaño como en el actual –especialmente en el estadounidense-, muchas de las películas que abordan relaciones amorosas tienden a provocar estrepitosas subidas de azúcar, bien por un exceso de empalago o por la conformación de dramas enrevesados y cursis de esos que destrozan la vida “para siempre”. No creo que sea el caso de los siguientes films.
En 1960, René Clement dirigió “¡Qué alegría vivir!”, cinta que soportaría la alargada sombra de la anterior de este director, “A pleno sol”, primera adaptación cinematográfica de la novela de Patricia Highsmith “El talento de Mr. Ripley”. En el filme que nos ocupa, dos jóvenes acaban de terminar el servicio militar en una Italia totalmente efervescente políticamente en plenos años 20’. Ambos empezarán a trabajar para un grupo fascista con el único objetivo de percibir un sueldo, aunque sin ostentar ideología política al respecto. Pronto uno de ellos, Ulises (Alain Delon), se pasará al bando anarquista y obtendrá un nuevo empleo en una tipografía para estar al lado de Franca, la hija de una familia de revolucionarios muy curiosa y alocada.
Rodada en blanco y negro y con una trama algo atropellada en ocasiones, con ella Clément nos habla de cómo el afán de poder de algunas organizaciones, independientemente de la doctrina que profesen, es capaz de olvidar fácilmente sus valores y consignas aprovechándose de la inocencia y el arrojo de uno de sus ingenuos integrantes. A pesar de ello, qué duda cabe de que estamos ante una de esas rotundas comedias a la italiana con un leve pero soportable toque de drama.
Dando un generoso salto en el tiempo llegamos a “Beginners”(2011) de Mike Mills, protagonizada por Ewan McGregor y por un merecidamente multipremiado Christopher Plummer. Si en “¡Qué alegría vivir!” los sinsabores que acechan a la pareja proceden del exterior de la relación, en “Beginners” sucede todo lo contrario, puesto que el argumento se centra en una típica sociedad incomunicada e individualista de la actualidad. La película nos narra la historia de amor de Oliver (McGregor) y Anna (Mélanie Laurent), dos personajes complejos y solitarios en pleno proceso de madurez. Pero todo el metraje está jalonado por flashbacks en los que Oliver recuerda, por un lado, su desconcertante infancia con unos progenitores a veces ausentes y otras disparatados, y por otra parte, cómo su padre tras fallecer su madre, le desvela y vive plenamente su homosexualidad.
A pesar de que en principio pudiera parecer un cuento edulcorado con pretensiones muy comerciales, poco a poco nos damos cuenta de que se trata de un relato en el que dos personas pretenden establecer, con sus torpezas, un vínculo serio sorteando a su manera las adversidades que los rodean.
miércoles, 18 de abril de 2012
Una cara con ángel (lll)
Daniel Auteuil (Argelia, 1950) es un actor francés bastante poliédrico en sus interpretaciones, muy distintas entre ellas pero igualmente solventes. Su carácter carismático y versátil lo ha llevado a lo largo de su carrera a escoger, con un impecable olfato, unos excelentes papeles, casi siempre con algunos de los más reputados directores europeos: Claude Berri, André Téchiné, Michael Haneke, Patrice Leconte, ect. Quizás por ello nos resulta en ocasiones tan intrigante (“Un corazón en invierno”, “La chica del puente”) y en otras tan cercano (“Pintar o hacer el amor”, “Mi mejor amigo”). Tal vez no parezca el más deseable en un primer golpe de vista, pero qué duda cabe de que es un intérprete extrañamente seductor y uno de los más interesantes y prolíficos actualmente en Francia.
domingo, 1 de abril de 2012
La pasión cinéfila de Scorsese
“La invención de Hugo”(2011) de Martin Scorsese -cuyo título original es simplemente “Hugo”- me pareció hace semanas una de las películas más emocionantes que he visto últimamente.
Muchos han objetado a su director haberse traicionado a sí mismo por diferir de la línea de contenido que habitualmente muestran sus obras (“Taxi driver”, “Goodfellas”, “Toro salvaje”, ect.). Pero lo curioso reside en que esta cinta basada en un cuento de Brian Selznick, llevaba tiempo rondando la mente de Scorsese, y éste a su vez se ha servido del citado texto para ahondar en su amor por el cine...¿Quién no recuerda esas ocasiones irrepetibles en las que hemos accedido a determinados clásicos por primera vez con la estupefacción y la sorpresa de una mirada infantil?
(SPOILER). El film relata la historia de un niño (Asa Butterfield) huérfano y solitario que, decidido a no terminar con sus huesos en un orfanato, continúa la labor de relojero de su fallecido padre (Jude Law) en una estación de tren de París, ocultándose, engañando y robando para poder subsistir, pero sobre todo alimentando sus pasiones y esperanzas mediante la invención de objetos mecánicos plasmados en su inseparable cuaderno. Allí conocerá fundamentalmente a dos personas: el dueño de una juguetería en la que comete diversos hurtos, y a otra niña, quizás tan o más inquieta y excéntrica que él. Pero Hugo, en el intento de arreglar un autómata -único legado del personaje de Law- caminará en el devenir de su destino hasta su propio descubrimiento del cine (FIN DE SPOILER).
Así, lo que en esencia nos narra esta película, es cómo Hugo, mediante el empeño en desarrollar aquello para lo que ha sido llamado y mediante la propia búsqueda de sí mismo, logra encontrar el lugar que por justicia le corresponde en el mundo…a él, y a una de las personas que más admira.
A pesar de todo que nadie se lleve a engaño con “La invención de Hugo”, porque creo que no se trata de un film infantil si deseamos comprenderlo en toda su dimensión.
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