“Un castillo en Italia” (2013) es una especie de homenaje a esas mujeres magníficas, pijas, locas, vibrantes…pero humanas al fin y al cabo. Dirige Valeria Bruni-Tedeschi (sí, la hermana de Carla Bruni) y compone con este film un interesante fresco perfectamente hilvanado y bien estructurado sobre la necesidad de darle sentido a la vida.
Pero Bruni-Tedeschi también protagoniza ésta su tercera película encarnando a una aristócrata italiana (como ella, claro está) que vive a caballo entre Francia e Italia y que al igual que hace con su ingente patrimonio, intenta salvar su vida de una imparable decadencia. Una decadencia que requiere sobre todo de una reinvención o de una vuelta a empezar, como ese enorme árbol enfermo que, en el jardín del castillo familiar, ha de talarse para ceder su espacio a la plantación de uno nuevo.
Louis Garrel como improvisado novio de la protagonista interpreta a un personaje que también se parece bastante a él mismo: actor hijo de un depresivo director de cine (¿cómo su padre Philippe Garrel?) que busca un espacio en su profesión.
Así que en definitiva y con películas como ésta, Valeria Bruni-Tedeschi demuestra que es algo más que una señorita bien.