Jean-Pierre Léaud (París, 1944) es un actor francés que nació en el seno de una familia de intérpretes y que gracias a su papel protagonista en “Los cuatrocientos golpes” alcanzó el reconocimiento mundial. A los ojos de la mayoría de los espectadores permanecerá eternamente como el trasunto cinematográfico del inefable François Truffaut. Y precisamente con Truffaut, hijo adoptivo del crítico André Bazin (autor de “¿Qué es el cine?”) y con el grupo que constituía la publicación Cahiers du Cinema, tuvo lugar el advenimiento de la Nouvelle Vague francesa, que a finales de los años cincuenta presentó una nueva forma de narración fílmica con un fluido y novedoso montaje, con el uso frecuente de la cámara al hombro y con la implantación de temáticas más frescas, acaso singularmente influenciadas por las cintas americanas. Leáud no sólo personificó con Truffaut a Antoine Doinel, también lo vemos, por ejemplo, en “Las dos inglesas y el amor” (1971).
Y es que el rol de Doinel dio para mucho, para films como “Antoine y Colettte”(1962), “Besos robados”(1968), “Domicilio conyugal”(1970) y “El amor en fuga”(1979). Personalmente creo que de algún modo Truffaut debía a su público una continuación de la vida de aquel adolescente rebelde que convive con una madre que no lo quiere demasiado y con su padrastro; un joven de doce años que se escapa de clase para ir al cine, su gran pasión junto con la lectura, hasta terminar recalando en una especie de reformatorio... Y de allí también huye, porque los planes de Antoine a corto plazo –aparte de “hacer su vida”- residen en ver el mar y en hallar la libertad.
En los últimos minutos de “Los 400 golpes” apreciamos la fuga del protagonista, que en una larga secuencia corre hasta llegar al mar donde moja sus pies asombrado y se vuelve hacia la cámara mirando fijamente al objetivo (he aquí una ruptura con las normas del cine tradicional). Entonces Antoine Doinel, con sus ojos, parece interpelar al espectador: ya ha conseguido lo que quería, pero…¿y ahora qué?
En su vida adulta se nos presenta a veces como un hombre confundido en constante búsqueda de sí mismo, a la par que como un filósofo de lo cotidiano sin dramatismos y con un peculiar sentido del humor. Para el público en general este personaje siempre resultará universal, un espejo en el que muchos podrán mirarse a pesar de que pasen los años.
(Enlace a una entrevista realizada por Días de Cine a Jean-Pierre Léaud en 2011: http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/dias-cine-entrevista-jean-pierre-leaud/1074937/ ).