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viernes, 13 de mayo de 2016

Pose de perfecto



Verano, mentira y lujo...'El hombre perfecto' (Yann Gozlan) tiene demasiado de 'Plein Soleil' (1960). No tiene a Alain Delon pero sí a Pierre Niney, guapo en su perfil anguloso, en clarooscuro y a la luz del sol. Por algo interpretó hace poco la vida de Yves Saint Laurent.

Mathieu es un escritor común, quizás mediocre, que no llega a lo que tiene en mente. Trabaja de lo que puede hasta que un día roba un manuscrito que hace pasar por suyo. Y de repente cosecha éxito, dinero, prestigio y amor hasta verse inmerso en una existencia que no le pertenece. No debe haber nada más angustiante que vivir una mentira, porque una lleva a la otra tejiendo un drama tenso como pilares de un edificio enclenque. No debe haber nada que consuma más que ser otro sin aspiraciones de remediarlo. Difícilmente habrá algo más frustrante que fingir habilidades con las que no se cuenta como si eso ayudase a salir del paso. 

Yann Gozlan reencuadra continuamente al rol principal en espejos que aluden a la doble vida. 








Pero 'El hombre perfecto' remite más de la cuenta al film de Clément en la estética, la intriga y las tensiones de la historia. Sin embargo, esta película muestra algo muy pulido e icónico que resulta atemporal. Porque h
ay temas tan antiguos y arraigados que con un poco de elegancia, mano izquierda y buenas referencias dan con facilidad buenos resultados.

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