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lunes, 6 de septiembre de 2010

Rocco Parondi sopla cincuenta velas





Un 6 de septiembre de 1960 se estrenaba en Italia “Rocco y sus hermanos”, pieza clave de la cinematografía universal y último eslabón neorrealista en la filmografía de L. Visconti. Esta película representa prácticamente una tragedia griega, en donde la fatalidad progresa in crescendo hasta alcanzar el punto álgido en una trama final irreversible, que imposibilita el retorno a la deseable tranquilidad aburrida de antaño.

Según Suzanne Liandrat autora de “Luchino Visconti”, editado en Cátedra, este director se posiciona según la crítica europea en dos extremos, uno de ellos el de decadente-neorrealista, fiel descripción de este film.
La historia de “Rocco e i suoi fratelli” se inicia cuando la madre de los cinco hermanos, Rosario Parondi, decide marcharse junto a sus hijos desde una miserable Lucania, al sur de Italia, hasta Milán, donde los espera el hermano mayor, Vincenzo, quien se instaló allí hace tiempo y va a casarse con su novia –Claudia Cardinale- para disgusto de la matriarca. Rosario representa a la progenitora controladora, orgullosa de sus dos vástagos que han conseguido triunfar en el boxeo – Rocco y Simone- hasta el punto en que llega a decir:“¡¿Me llaman doña Rosario, a mí, incluso señora Parondi, aquí, en Milán!”. Sin embargo mantendrá casi siempre, excepto en los momentos más dramáticos, una venda en los ojos que le impedirá apreciar las miserias que también surgen en la vida de éstos.




(Spoiler) Anne Girardot representa a Nadia, el punto de fricción entre los mencionados Rocco y Simone. Interpreta a una prostituta, una especie de “Carmen” o heroína rebelde dentro de sus posibilidades. Primero mantendrá una relación con Simone, quien más que amarla parece sentir por ella una mezcla de fascinación y desprecio, y posteriormente con Rocco –personaje caracterizado por una extraña y extrema generosidad y bondad- con cuyo respeto logrará encontrar un trabajo corriente y una breve felicidad.

Simone alude a las pasiones ruines, efervescentes y dolorosas (porque los personajes de Visconti siempre apuestan a un absoluto, sin medias tintas): odiará primero a Rocco por mantener una relación con su exnovia y posteriormente por relevarlo y superarlo en su éxito como boxeador.
Otro hermano, Ciro, constituye el punto de objetividad y cordura: está exento de impulsividad y de sentimientos de culpabilidad y se erigirá en el punto de lucidez cuando Simone cometa una fatal atrocidad con Nadia para calmar su odio.
Sólo el pequeño Luca, aún sin contaminar, supondrá el elemento de futuro y esperanza, el único puñado de lentejas sin gorgojos, ésos que tan ociosa y despreocupadamente limpiaban todos cuando su llegada a Milán era reciente y aún no tenían empleo (fin de spoiler).

El guión de “Rocco y sus hermanos” está escrito por varios autores, entre los que destacan el propio director y la recientemente fallecida Suso Cecchi d’Amico. Quizás por este motivo se hace más que nunca necesario recordar este insigne aniversario, justo en el año en el que otras películas se han hecho “cincuentonas”, como la revolucionaria “Al final de la escapada” de Jean-Luc Godard, o la adorable “El apartamento” de Billy Wilder.

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