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miércoles, 21 de mayo de 2014

Los días de David Perlov


Entre 1973 y 1983 David Perlov filmó su ‘Diario’ (‘Yoman’) valiéndose para ello de una cámara, de su mujer e hijas y de algunos amigos. El cineasta pergeñó este proyecto utilizando primero su tiempo como desempleado (acaso para no morir de hambre espiritual) y aunando en ocasiones los sinsabores de la guerra, algunas circunstancias personales más la cotidianidad que consigue transmitir y transmutar de gusano a crisálida.

Perlov no era ningún neófito, aunque al principio parezca que nos quiere suscitar esa sensación. Además a medida que avanza esta obra, más dotado se nos muestra, convirtiendo su verbo, formas cinematográficas y aburrimiento en arte.
Él reflexiona abundantemente con su cautivadora voz en off, ésa que vertebra toda la cinta y que le confiere unidad a pesar de estar rodada en diferentes países y años.


Otro punto que me interesa reside en el tipo de no ficción que introduce Perlov, ésa que deja claro que lo que ahí vemos tiene realidad, pero que a su vez está cercenada o esculpida según los intereses personales del autor que ya previamente había realizado documentales. Justo por todo esto y por erigirse en un fascinante film al margen de los circuitos comerciales, me parece bastante recomendable.

jueves, 8 de mayo de 2014

El humor que nos salva


‘Se está muriendo gente que no se había muerto nunca’…Con perlas como ésta Paco León construye un mundo grotesco al que resulta fácil tomarle afecto. Por un lado por la fuerza arrolladora de su personaje principal, la actriz no profesional Carmina Barrios, y por otro, por la energía desbordante de su sentido del humor, ése que nos libra de cualquier tragedia al recordarnos que pertenecemos aún al mundo de los vivos.

Con ‘Carmina y amén’ León pone la guinda a la anterior ‘Carmina o revienta’, ambas protagonizadas por su propia madre, grande en todos los sentidos y con un toque inevitable de aires fellinianos. Ésta representa, cómo no, al prototipo de matriarca que sigue adelante a pesar de todo.

En la presente ocasión la trama gira alrededor de la muerte del marido de Carmina –ese hombre que tiene sólo ‘un poquitito de esquizofrenia’- y de la necesidad de ésta de mantener su cadáver oculto durante dos días para cobrar la paga.

Ante nosotros desfilan a lo largo del metraje toda una suerte de roles impagables que nacen de la exageración de lo doméstico y lo cotidiano. En cualquier caso, Paco León deja constancia de que es mucho más hábil detrás que delante de la cámara.