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viernes, 13 de diciembre de 2013

Las más bellas películas de Vittorio de Sica


Dos de las películas más bellas y célebres de Vittorio de Sica se rodaron de forma sucesiva - de hecho constituyen una interesante trilogía junto a la posterior ‘Umberto D’ (1952)-. Me refiero a ‘Ladrón de bicicletas’ (1948) y ‘Milagro en Milán’ (1951). Ambas pertenecen al neorrealismo italiano y ofrecen la visión del director acerca de la pobreza, el sentir popular y la miseria de la posguerra en Italia, aunque con enfoques muy distintos. De Sica lo contempla todo con su sello indeleble; desde un criterio o cuarto propio, como decía Virginia Woolf, y resolviendo las penurias de sus personajes a veces de un modo más melancólico y otras de una manera más luminosa según el film en cuestión.

A Antonio, el protagonista de ‘Ladrón de bicicletas’, le roban la suya mientras ejerce su ansiado trabajo, justo cuando está colocando el cartel de esa estrella mágica y glamurosa como era Rita Hayworth. Y lo siguiente entraña una realidad exenta de glamour: la búsqueda de su bici, necesaria para trabajar pegando carteles por toda la ciudad, porque si no hay medio de transporte no hay empleo. Los personajes principales, Antonio y su hijo, el pequeño y entrañable Bruno, nos generan empatía a pesar del comportamiento errático y a veces desesperado del progenitor, que acusa sucesivamente del robo a quienes no corresponde.



Con tristeza y todo, De Sica consigue que percibamos a sus criaturas como seres dignos y nobles.

Sin embargo y por otro lado, ‘Milagro en Milán’ supone un canto a la esperanza en toda regla, porque siendo el panorama del país el mismo, tiene por protagonista a Totó, un huérfano recogido por una anciana en su infancia. La muerte más adelante de ésta lo convierte en un sin techo que va a vivir a un barrio de chabolas de Milán junto a otros como él. Pero lo mejor de Totó reside en que mantiene intacta su alegría e inocencia a pesar de la adversidad, y con esa actitud el final no podría ser más que, ahora sí, algo especialmente mágico.
Estamos sin duda ante una cinta singular con una poderosa e inolvidable fotografía.




Aunque Vittorio de Sica no siempre cultivó el cine de autor, posteriormente realizó importantes filmes, como ‘Dos mujeres’ (1961), con una muy premiada Sophia Loren.

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