Con unos códigos narrativos tradicionales y fácilmente legibles, hay películas como ésta que perfilan a personajes femeninos valientes y fuertes que han de serlo por imperativo o por la época que les ha tocado vivir. Tal vez por ello la magnificencia de “Criadas y señoras” (2012, Tate Taylor) discurre más bien por el notable trazado y envergadura de sus roles que por otro motivo. Roles como el de Skeeter (Emma Stone), la autora de un trabajo audaz mediante la escritura de un libro que narra las vivencias de estas sirvientas sufridoras del racismo del Misisipi de los años ‘60.
En esencia, estamos ante unas criadas denigradas y en estado de alerta por las imposiciones de sus señores: tener que utilizar un cuarto de baño diferente al resto, probar los guisos con una cuchara propia que no ha de volver a introducirse en la olla una vez usada, ect. Pero también ante unas criadas que han decidido rebelarse sibilinamente.
Además contrasta en este film el sinsentido de los ‘amos’ al organizar fiestas benéficas en favor de los niños de África, en lugar de atender a lo que sucede en su ámbito más próximo con esas mujeres que son más maternales con los hijos de éstos que sus mismas madres.
Con unas excelentes actuaciones y fotografía la trama resulta agradecida aunque el desenlace destile cierta complacencia. A pesar de todo, “Criadas y señoras” entraña un apasionante visionado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario